VICARIATO APOSTÓLICO DE REQUENA
VIVIENDO EL SÍNODO SOBRE LA SINODALIDAD
Oración inicial
Todas las sesiones del Concilio Vaticano II indicaban con la oración “Adsumus, Sancte Spiritus”, la primera palabra del original en latín que significa: “Estamos ante ti, Espíritu Santo”, que se ha utilizado históricamente en los concilios, sínodos y otras reuniones de la iglesia durante cientos de años, y se atribuye a san Isidoro de Sevilla (ca. 560 -4 abril de 636).
Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en nombre. Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta. Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras. No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por prejuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la vida eterna. Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos. Amén.
Sínodo sobre la sinodalidad
El Sínodo es un proceso continuado de la Asamblea Eclesial al Sínodo, que comprende un caminar juntos en diálogo y discernimiento con toda la iglesia para responder mejor a la misión de anunciar la Buena Noticia que es Jesucristo.
La palabra Sínodo viene del griego, que conforma una preposición y un sustantivo: “caminar juntos” (σύν oδος); estas dos palabras dan forma al concepto del Sínodo, en el sentido de que caminamos juntos con el Señor, para potenciar nuestro imaginario de una Iglesia de comunión, participación y misión. La comunión, la participación y la misión son 3 aspectos constitutivos de nuestra identidad cristiana. Por eso, estos 3 aspectos lo queremos realizar, en la medida de lo posible, con todas las iglesias que profesamos el mismo credo.
No obstante a que el Sínodo es una práctica antigua en el cristianismo primitivo, esta fue instituida en el Concilio Vaticano II, cuyo carácter residía en una asamblea de obispos con y bajo la autoridad del Papa. La iglesia es cada vez más consciente de que la sinodalidad es el camino de todo el Pueblo de Dios. Por esto, este Sínodo ya no es solo una asamblea de obispos, sino un camino para todos los fieles en cada Iglesia Local. Los fieles juegan un rol relevante en la iglesia, son parte esencial del quehacer de la iglesia, tienen una palabra para mejorar la calidad de la evangelización en nuestros contextos particulares.
La motivación de este sínodo
El Papa Francisco invita a toda la Iglesia a interrrogarse sobre un tema decisivo para su vida y misión, entendiendo la sinodalidad como el camino que Dios espera de la iglesia del tercer milenio.
Con este Sínodo sobre la sinodalidad, se pretende inspirar a la gente a soñar con la iglesia que estamos llamados a ser, hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, vendar las heridas, tejer relaciones nuevas y más profundas, aprender unos de otros, construir puentes, iluminar las mentes, calentar los corazones y vigorizar nuestras manos para nuestra misión común.
Finalidad
Siguiendo la tradición de la Iglesia, este Sínodo quiere recorrer el camino junto con todo el Pueblo de Dios de la mano con Jesús, el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6), viviendo de este modo la experiencia del nombre primitivo: “discípulos del camino” (Hch 9 9,2).
La sinodalidad quiere expresar la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza de caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios convocados por el Señor, con la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio.
Este caminar juntos nos ofrece la oportunidad para que todo el Pueblo de Dios discierna conjuntamente cómo avanzar en el camino para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo.
Por eso, este camino de sinodalidad busca tomar decisiones pastorales que reflejen lo más posible la voluntad de Dios, basándose en la voz viva del Pueblo de Dios.
Duración del sínodo
El Sínodo es un proceso de 2 años de participación eclesial en el que vamos a caminar como Iglesia dialogante que consulta sobre el parecer y sentir de la toda la Iglesia. Este camino queremos realizarlo en 3 fases:
- Diocesano o Vicarial: la primera fase del proceso sinodal se centra en la escucha de las Iglesias Locales. Cada Iglesia Local tendrá un equipo responsable que será el puente de comunicación entre la Conferencia Episcopal y la parroquia – Iglesia local. Este equipo recoge las riquezas de las experiencias de sinodalidad vividas con sus diferentes articulaciones y matices implicando a los pastores y fieles de las iglesias particulares en todos los diversos niveles. Se anima a los religiosos, religiosas, presbítero, diáconos, laicos y a los grupos parroquiales para hacerles la consulta sobre la misión de la Iglesia en el Tercer Milenio.
- Continental: El CELAM recogerá el sentir de todas las Iglesias Particulares y los sintetiza para presentar a la Asamblea del Sínodo de los Obispos.
- Universal: este proceso de escucha tendrá su punto final en la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos, en Roma, en el año 2023.
Objetivo de este sínodo
Son 4 principalmente.
- Hacer memoria: cómo el Espíritu ha guiado el camino de la Iglesia en la historia y nos llama hoy a ser juntos testigos del amor de Dios, en un camino de crecimiento aunténtico hacia la comunión y la misión que Dios llama a la Iglesia a vivir en el Tercer Milenio.
- Vivir un proceso de sinodalidad, participativo e inclusivo: permitiendo la participación de todos, evitando la marginación de algún bautizado. Dando espacio a la escucha recíproca para contribuir en la construcción del Pueblo de Dios al servicio de la llegada del Reino de Dios.
- Reconocer y apreciar la riqueza y la variedad de los dones y carismas que el Espíritu dona para el bien de la familia humana, que está llamada a la participación y la responsabilidad en el anuncio del Evangelio en el Tercer Milenio.
- Regenerar las relaciones entre los miembros de las comunidades caristias ad intra y ad extra: es decir, crear los vínculos de relación dentro de la iglesia y con las demás denominaciones eclesiales y religiosas.
Metodología
Se ilustra sistemáticamente con las referencias teológicas fundamentales para una correcta comprensión de la actuación sinodal en la vida de la Iglesia. Para ello, se ilustra con pasajes bíblicos, elementos para la meditación y reflexión orante a lo largo del camino, teniendo presente a Jesús en relación con sus discípulos, con la multitud; también, la experiencia del encuentro de Pedro y Cornelio nos ayuda en este ejercicio de escucha.
Se ilustran algunas perspectivas que permitan leer experiencias de sinodalidad vivida a lo largo de nuestra historia eclesial.
Se exponen algunas pistas para articular este trabajo de relectura en la oración y en la coparticipación. Los pasos que se siguen en este dinámica son: rezar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para tomar decisiones pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de Dios.
Contenido temático
Este camino tiene 4 ejes temáticos:
- Llamada a caminar juntos
- Una iglesia constitutivamente sinodal
- En la escucha de las Escrituras
- Sinodalidad en acción
- La llamada a caminar juntos
El tema central de este sínodo es: por una “Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Este camino comenzó el 9 y 10 de octubre de este año, en Roma; en nuestra Iglesia Local lo iniciamos el 17 de este mes; y concluirá en octubre de 2023 en el contexto de la celebración del la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Roma.
En este periodo se presentan los documentos preparatorios con unas preguntas elementales sobre el modo como cada Iglesia camina en la dinámica de la sinodalidad. Estas respuestas se recogen y se le entrega a una comisión para que luego la compartan a nivel continental y, finalmente, se presentan al Sínodo de los Obispos, en el 2023.
La pregunta central es: ¿cómo se realiza hoy ese caminar juntos que permita a la Iglesia anunciar el Evangelio, de acuerdo a la misión que le fue confiada?, ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu Santo para crecer como Iglesia sinodal? Cada uno, en la medida de lo posible, trata de dar una respuesta como gesto de diálogo y participación en la escucha recíproca.
- Una Iglesia constitutivamente sinodal
Los Evangelios nos presentan a Jesús que llega a todos. “Todos” en el lenguaje evangélico son los discípulos, la multitud que lo sigue y el diablo que, muchas veces, actúa como un ente dialéctico que hace poner en duda el proceso del anuncio el Reino de Dios.
En la dinámica de este Sínodo se pretende llegar nuevamente a todos, es decir a cada bautizado para que se integre en el proceso de evangelización y, escuchándolo, podamos encontrar salidas en conjunto para responder mejor a la evangelización en el tercer Milenio.
Por ello se pretende que el Sínodo comience en modo diocesano, en todas las iglesias del mundo, que ejerzamos el arte de escuchar en el espíritu del Sensus Fidelium, es decir, el sentido de los fieles para que podamos construir una Iglesia abierta a todos.
La escucha nos llevará procesualmente al arte del discernimiento comunitario sobre nuestras acciones pastorales y la participación en los nuevos espacios de evangelización. Este proceso se realiza como un itinerario espiritual para conocer mejor nuestra cultura, nuestra tradición y los signos de los tiempos.
La escucha nos abrirá el espacio necesario para compartir nuestra fe, los retos que el mundo nos plantea, y nos dará pie para el discernimiento, disiparemos nuestros prejuicios y nos abriremos a la acción del Espíritu. Este ejercicio de escucha lo hacemos con todos los agentes de pastoral para discernir y lanzar nuevas propuestas.
- En la escucha de las Escrituras
Considerando este Sínodo como un ejercicio de escucha, nos centramos a meditar los evangelios que nos hablan de Jesús que se encuentra rodeado de sus discípulos y de la multitud a quienes les anuncia el reinado de Dios dando cumplimento a su promesa (Jn 14, 27-27.
Por esto, la dinámica del Sínodo usa dos imágenes que nos acompañan en este proceso de escucha y reflexión.
+ la multitud, los apóstoles y el Señor (DP 17-21). Un rasgo común de todo el ministerio de Jesús es que la fe se pone siempre en evidencia cuando las personas son valorizadas: se escucha su súplica, son ayudadas en su dificultad, se aprecia su disponibilidad, se confirma su dignidad con la mirada de Dios y se restablece en la comunidad.
+ la figura de Pedro y Cornelio (DP 22-24). Así como Pedro fue transformado por su experiencia de encuentro con Cornelio, también nosotros debemos dejarnos transformar por aquellos que Dios nos invita a vivir este proceso de sinodalidad que nos lleva a la conversión y como fruto de encuentro de unos con otros.
- La sinodalidad en acción: pistas para la consulta al Pueblo de Dios.
En América Latina hemos vivido la Asamblea Eclesial que nos orienta hacia la escucha fraterna de la palabra de Dios y de los diversos procesos de diálogos fraternos. Este Sínodo es un proceso de comunión – participación – misión. Ahora, queremos vivir esta experiencia como un tiempo kairótico, es decir, un tiempo del Señor, en el que caminamos junto con el Papa Francisco y nuestros obispos locales.
Las preguntas que se formulan parten de la vida real y no del contenido doctrinal. Se pretende llegar a lo más profundo de las vivencias personales de la fe individual y comunitaria para encontrar nuevos horizontes en la pastoral del Tercer Milenio. Al final, el relator hará una breve síntesis para presentar, junto con el aporte de las demás iglesia locales, como instrumentum laboris, al Sínodo de los Obispos.
En este proceso de escucha del Pueblo de Dios, los obispos son garantes para que todos, de manera inclusiva y plural, sean escuchados: niños, jóvenes, ancianos, discapacitados, migrantes, hombres y mujeres. El obispo discierne los procesos más fructíferos para la escucha del Pueblo de Dios. El obispo delega las funciones para que otros hagan el ejercicio de la síntesis bajo su guía y acompañamiento. Los presbíteros se constituyen en este tiempo de sinodalidad como los vasos comunicantes entre el obispo y el Pueblo de Dios. En virtud de la gracia recibida en el ministerio, los ministros participan en la animación del pueblo de Dios y en la comunión, promueven y ponen en práctica todo el proceso sinodal en la parroquia.
La Vida religiosa, que es el signo visible de la universalidad de la Iglesia y de la esperanza escatológica, está llamada a ser en este tiempo de gracia el signo de la comunión y participación para la misión. El testimonio de vida fraterna que de ella emana impulsa a la Iglesia a ser una comunidad de comunión en la pluralidad y diversidad de los dones y carisma que el Espíritu del Señor nos confiere.
En nuestro Vicariato tenemos una buena participación de comunidades religiosas femeninas; algunas de ellas asumen la administración de las parroquias y ese compromiso ministerial hace que jueguen un papel relevante en la sensibilización de este proceso de escucha del Pueblo de Dios.
Preguntas
Este Sínodo plantea la siguiente pregunta fundamental: Una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, “caminan juntos”
¿Cómo se realiza este “caminar juntos” en la iglesia particular?, ¿qué pasos nos invita a dar el Espíritu Santo para crecer en nuestro “caminar juntos”?
¿Qué experiencia de nuestra iglesia nos recuerda esta pregunta?
¿Qué alegrías ha aportado?, ¿cuáles son las dificultades y los obstáculos encontrados?, ¿qué heridas han revelado?, ¿cuáles son los conocimientos que han suscitado?
¿En qué parte de estas experiencias resuena la voz del Espíritu Santo?, ¿qué nos pide el Espíritu?, ¿cuáles son los puntos a confirmar las perspectivas de cambio, los pasos a dar?, ¿dónde registramos un consenso?, ¿cuáles son los caminos que se abren para nuestra iglesia local?
Conversación y diálogo sobre 10 temas
Compañeros de viaje
En la Iglesia caminamos juntos, codo a codo, unidos en la mente y el corazón: ¿Quiénes son los que caminan juntos?, ¿quiénes son los que parecen más alejados?, ¿cómo estamos llamados a crecer como compañeros?, ¿qué grupos o personas quedan al margen?
- Escucha
La escucha requiere una mente y un corazón abierto, sin prejuicio: ¿cómo nos habla Dios a través de voces que a veces ignoramos?, ¿cómo se escucha a los laicos, mujeres y jóvenes?, ¿qué facilita o inhibe nuestra escucha?, ¿en qué medida escuchamos a los que están en las periferias?, ¿cómo se integra la contribución de los consagrados?, ¿cómo escuchamos a los que tienen puntos de vista diferentes a las nuestras?, ¿cuáles son las limitaciones de nuestra escucha?, ¿qué espacios le damos a las minorías?
- Hablar claro
Todos estamos llamados a hablar con valentía, libertad, verdad y caridad: ¿Qué nos impide hablar con valentía y franqueza?, ¿cuándo y cómo conseguíamos decir lo que es importante para nosotros?, ¿quién habla en nombre de la comunidad y cómo se le elige?
- Celebración
El caminar juntos es posible si se basa en la escucha comunitaria de la Palabra y la celebración de la Eucaristía: ¿De qué manera la oración y la celebración litúrgica inspiran y guían nuestra vida común y misión en nuestra comunidad?, ¿de qué manera inspiran las decisiones más importantes?, ¿cómo se promueve la participación de los laicos en la liturgia?, ¿qué espacios se da a la participación de los ministerios de los lectores y acólitos?
- Compartir la responsabilidad de nuestra misión común
La sinodalidad está al servicio de la misión de la Iglesia para que todos participemos como discípulos y misioneros: ¿Cómo está llamado cada bautizado para participar en la misión de la Iglesia?, ¿qué impide a los bautizados ser activos en la misión?, qué áreas de la misión estamos descuidando?, ¿cómo apoya la comunidad a los miembros que participan en distintos espacios de la sociedad?, ¿de qué manera se les ayuda a que presten un mejor servicio a la sociedad?, ¿cómo se hace el discernimiento para las opciones misioneras y quién lo hace?
- El diálogo en la iglesia y la sociedad
El diálogo requiere perseverancia y paciencia, comprensión y caridad: ¿En qué medida los distintos pueblos que forman nuestra comunidad se reúnen para dialogar?, ¿cuáles son los lugares y las herramientas de diálogo en nuestra comunidad eclesial?, ¿cómo promovemos la colaboración con las comunidades vecinas?, ¿cómo se abordan los distintos puntos de vista, los conflictos y las dificultades?, ¿a qué problemática específica de la gente debemos prestar atención?, ¿qué experiencias de diálogos y colaboraciones tenemos con los cristianos de otras denominaciones?, ¿cómo dialoga la Iglesia con la política, la economía, la cultura y las tradiciones de cada pueblo?
- Ecumenismo
El dialogo con los otros cristianos, unidos en el mismo bautismo, ocupa un lugar esencial en el camino sinodal: ¿Qué relación se mantiene con las distintas denominaciones cristianas?, ¿qué compartimos y cómo caminamos juntos?, ¿qué fruto ha generado el caminar juntos?, ¿que dificultades encontramos para caminar juntos?
- La autoridad y la participación
La Iglesia sinodal es participativa y corresponsal: ¿Cómo se ejerce la autoridad y el gobierno en nuestra iglesia local?, ¿cómo se pone en práctica el trabajo en equipo y la corresponsabilidad?, ¿cómo se realiza la evaluación, y quién la realiza?, ¿cómo se promueven los ministerios laicales y las responsabilidades de los laicos?, ¿cómo funcionan los órganos sinodales en nuestro Vicariato, consejo pastoral, consejo presbiteral?
- Discernir y decidir
En una Iglesia sinodal tomamos decisiones a través del discernimiento de aquello que el Espíritu Santo dice a través de toda nuestra comunidad: ¿Qué métodos y procedimientos usamos en nuestras tomas de decisiones?, ¿cómo se puede mejorar?, ¿nuestro método de decisión nos ayuda a escuchar a todo el Pueblo de Dios?, ¿cuáles son los procedimientos para promover la transparencia y la responsabilidad?, ¿cómo podemos crecer en el discernimiento espiritual comunitario?
- Formarnos en la sinodalidad
La sinodalidad implica receptividad al cambio, formación y aprendizaje continuo: ¿Cómo forma nuestra comunidad eclesial a las personas para que sepan cada vez más “caminar juntos”, escucharse unos a otros, participar en la misión y en el diálogo?, ¿qué formación se ofrece para promover el discernimiento y el ejercicio de la autoridad de forma sinodal?
Agradecimiento
Terminamos este ejercicio tomando conciencia que somos “piedras vivas”, como nos dice san Pedro (1Pe 2,5). “Piedras vivas” con las que Dios construye su Iglesia para el tercer milenio. Que María, Virgen santísima, la misma que estaba con los discípulos en Pentecostés nos enseñe a decir “que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lc 1, 38).7
DEL DIÁLOGO, ENCUENTRO ZOOM
ORACIÓN DEL SÍNODO
TRÍPTICO
INICIANDO EL SÍNODO
Van pasando los días y las semanas. Ya casi llevamos un mes desde que “comenzó” el Sínodo en Roma (9 octubre) y en nuestra Iglesia Vicarial (17 octubre). Como “caminar junto”, algo hemos hecho y ha sido nuestra preocupación desde incluso antes de que comenzara oficialmente. Después de recopilar los documentos y las informaciones que iban llegando por diversos medios, comunicamos a todos los miembros del Vicariato aquello que nos parecía más urgente: encargar a dos hermanos la coordinación de los trabajos que proponíamos trabajar y realizar una reunión con todos los que pudieran, incluyendo a varios laicos de cada Parroquia.
“Por unanimidad”, los hermanos que fueron elegidos son Miguel Ramírez y Antonio Zambrano, un para cada Provincia del Vicariato. Estos hermanos trabajaron y compartieron un texto que nos sirvió de base para la primera reunión zoom.
Lo que hicimos en todas nuestras comunidades fue comenzar el domingo día 17. Cada comunidad hizo lo que pudo, con sencillez, invitando a todos los hermanos a participar.
En la reunión zoom que pudo hacerse realidad el día 23 de octubre, participaron de casi todas las parroquias y comunidades (algunos tuvieron dificultades, siempre comprensibles por la inestabilidad o falta de señal); además fueron convocados dos laicos de cada parroquia, y también participaron casi todos. Fue de mucha alegría “verse” después de tanto tiempo y saber cómo estábamos.
En la reunión Miguel y Antonio expusieron el texto que habían preparado, y que ya había sido reenviado a todos. Interesante, pero nos surgía una dificultad: el poco tiempo disponible para la fase diocesana o vicarial, debido a que a mitad de diciembre muchas actividades quedan paralizadas. Nos animamos a comenzar pronto, aunque tuviéramos de reducir los temas de reflexión. Y acordamos compartirnos las informaciones y materiales pue podíamos conseguir.
Días después, se nos comunicó que esta fase vicarial se ampliaba hasta el 15 de agosto de 2022. Un buen respiro. Más posibilidades para realizar un buen trabajo.
El día 6 de noviembre tuvimos la segunda sesión zoom. La participación fue buena, pero algunos inconvenientes o trabajos comunitarios impidieron que fuéramos más. También participaron un grupo de laicos de casi todas las parroquias. Un tiempo largo fue para comunicarlos lo que estamos haciendo y las posibilidades que nos ofrecía el nuevo plazo de entrega.
Resumiendo algunas decisiones o acuerdos tomados: continuar ayudándonos a “caminar juntos”, compartiendo ideas, materiales, etc. Intentar concretar y adaptar a nuestra realidad los temas más importantes y los interrogantes (ver Vademecum); a esto nos comprometimos todos; y el hermano Juan pidió a los laicos que hicieran un esfuerzo para este trabajo de adaptación de temas e interrogantes.
Además, pareció bien que el hermano Juan convocara una reunión con laicos de todas las parroquias, para lo que había que aportar los nombres y teléfonos y todos aquellos que pudieron participar; la reunión será convocado lo antes posible. El Sínodo convoca y responsabiliza muy especialmente a los laicos; nosotros somos una Iglesia que cuenta con bastantes laicos comprometidos (catequistas, animadores) en todas las Parroquias. Vayamos dando pasos para una Iglesia más comprometida.
Surgieron varios temas: por parte de la hermana Inés, que participa en un grupo de liturgia, y del hermano Ricardo, que lo hace en otro de Pastoral indígena, aceptamos que la próxima reunión zoom dedicáramos un tiempo (y antes reflexión y estudio) a estos temas de una liturgia y pastoral amazónica. Lo que fue aprobado por todos.
SUS INICIOS EN LA PARROQUIA SAN ANTONIO DE PADUA, DE REQUENA
Podemos decir que iniciamos a hablar sobre el Sínodo unas semanas antes de su inicio en Roma. Este tema centró la atención de nuestras reuniones (catequistas, catecúmenos adultos, centros de convenio, comunidades religiosas) y, también, en la radio La Voz de Requena.
Así, hemos desarrollado varias tardes, durante tres semanas, hablando de este tema en la radio, invitando a participar a todas las comunidades religiosas y parroquias de nuestro Vicariato.
Los directores de las Instituciones Educativas convocaron a todo el plantel de cada centro para uno reunión informativa que fue dirigida por el hermano Juan, en varios días.
En las reuniones de coordinadores de los centros de Catequesis, se fue perfilando el programa para dar a conocer el Sínodo a nuestra Parroquia. Así, se organizaron varias charlas, unas dirigidas a los fieles en general y otras a los padres de los catecúmenos. Todo esto se está desarrollando en días diferentes.
A los coordinadores de Catequesis les pareció una buena idea organizar una caminata por toda la ciudad. La intención: llegar por todas las calles a todas las personas. De esta forma se acordó que la caminata se realizara en domingo día 7 de noviembre, partiendo cada grupo desde su centro o capilla, a las 8 de la mañana, recorriendo las calles de su demarcación, y concentrándose todos, para finalizar, en la Plaza San Francisco y aquí dar fin a la caminata con un momento de oración.
Cada centro catequético se organizó y preparó los parlantes, las pancartas y mensajes escritos y los comentarios por las calles; algunos también los refrescos para el camino, etc. Estos son los centros catequéticos de nuestra parroquia:
- Capilla San Juan Bautista de La Salle (Sinchi Roca)
- Capilla Señor de los Milagros (Vargas Guerra)
- Capilla San Francisco de Asís (Mariátegui)
- Capilla Nuestra Señora de Fátima (Tarapacá)
- Capilla Juan Pablo II (Juan Pablo)
- Capilla Virgen de la Fe (Atenas)
- Capilla Virgen de la Paz (Toledo)
- Capilla San Juan Bautista (San Juan)
- Capilla Corazón de María (Víctor de la Peña)
- Capilla Santa Rosa (Jerusalén)
- Centro Catequético Emaús.
Hemos de hacer notar que participaron muchos adultos, sobre todo padres de niños catecúmenos y, también, profesores de algunos centros educativos.
Creemos que se cumplieron casi todos los objetivos: dar a conocer que la Iglesia ha iniciado un Sínodo y que nosotros hemos comenzado ya; informar, ofreciendo algunos escritos y trípticos, para que los interesados puedan conocer mejor.
Los niños y los jóvenes participaron con mucha seriedad y alegría, dando ejemplo de lo que significa el Sínodo: caminar juntos, que somos una comunidad-familia-iglesia.
Felicitamos a todos por el esfuerzo realizado; que sigamos caminando juntos, aprendiendo de las dificultades y de las resistencias que todavía sentimos y manifestamos. Para ser una Iglesia sinodal es necesario dejarse conducir por el Espíritu y vivir en un proceso de conversión, personal y comunitaria.