Presentación

La historia del Vicariato no es una larga, pero sí fecunda. Como lo ha sido la vida de tantos religiosos y religiosas que se han entregado a la tarea evangelizadora y humanizadora de esta parte de la selva amazónica, concretamente en las Provincias de Requena y Ucayali, el Vicariato Apostólico de Requena.
Si la selva es un lugar misterioso e insondable, y para conocerla hay que «vivir con su mismo palpitar, navegar en sus ríos, perderse monte adentro, sentir los aguaceros constantes, sufrir el calor sofocante, la humedad, la picadura de miles de insectos», conocer a sus habitantes es como nacer de nuevo: adentrarse en sus costumbres y ritos, para imbuirse de su cosmovisión y cosmovivencia.

«La selva lleva en su seno semillas de vida y de futuro para el planeta y la humanidad. La selva es un bosque infinito y espeso, con ríos, lagunas, pantanos, animales, plantas y humanos llenos de misterio. Los habitantes de toda la selva son pocos. Sus viviendas son muy pobres, cabañas de madera y de palma con el piso a varios escalones del suelo. Las costumbres y los ritos son ancestrales. La caza y pesca son abundantes. Hay también mucha variedad de frutas. Pero las comidas y bebidas son muy pobres, desprovistas de proteínas porque el suelo está totalmente falto de nutrientes. La pobreza mineral del subsuelo es compensada por las abundantes crecientes dejando a su paso una capa de limo muy fértil. El clima es caluroso y húmedo. La temperatura media, de día y de noche, verano e invierno, es de 28º C. En verano hay muchas lluvias, le llaman «invierno»; y en invierno las lluvias son más escasas y denominan «verano».

No resulta fácil la vida del misionero/a. La escasez de medios de comunicación, la dispersión de los habitantes, las innumerables necesidades y pobrezas, hacen de él/ella un ser itinerante y solidario, con una vida sencilla y sin demasiados medios, potenciando el encuentro personal, testigo vivo de lo que quiere anunciar: Evangelio, Reino de Dios, Humanidad, Paz.

Sus vidas son el mejor testimonio, son el libro abierto y escrito día a día, paso a paso, entre ruidos y silencios, soledad y compañía. Son pocos los que escriben, pero el encuentro con ellos, la escucha de sus vivencias, son el mejor aprendizaje para saber cómo es la Misión. A su testimonio me remito. Como de alguno de ellos son las expresiones entrecomilladas de este escrito.

Dios quiera que esta publicación ayude a alguno (o a muchos) a querer conocer, compartir y vivir esta Misión: una tarea que es más de siembra, que de recoger fruto; más de presencia silenciosa y, a la vez, elocuente, que de grandes logros. Pero, por eso mismo, parábola del Reino en esta parte de la Iglesia.
Mi agradecimiento al hermano Lorenzo por su entusiasmo al realizar su estudio. Y a todos los misioneros y misioneras que han vivido y viven con su presencia y su entrega la tarea de vivir anunciando el Reino en nuestro Vicariato.

Dar a conocer la realidad de nuestro Vicariato no es tarea fácil. Consciente de que lo que no se conoce no se ama, vamos a utilizar:

  • el trabajo del hermano Lorenzo García Alonso OFM, «El Vicariato de Requena y sus parroquias», 2011.
  • el volumen VII del libro del Hno Félix Sáiz Díez OFM, «Historia de las Misiones Franciscanas en el Oriente del Perú», Lima 2007

Fr. Juan Oliver Climent, OFM
Obispo Vicario Apostólico de Requena