
Misioneros actuales
Franciscanos menores
Hnos. de la Salle
Hermanas terciarias franciscanas
Franciscanas Misioneras de María
Hno Juan Oliver
Hno Florencio Mínguez
Hno Antonio Soriano
Hno José Luis Coll
Hno Antonio José Zambrano
Hno Agustín López Pardo
Hno Juan Santamaría
Hno Nicolás Giner
Hno Valentín Uriarte
Hno Pascual Alegre
Hno José R. Palací
Hno Jesús Carballo
Hno Severino González
Hno Isidro Salvador
Hno Joaquín Monasterio
Hno Diego Feliz Blanco
Hno Joaquín Ferrer
Hno Francisco Fernández
Hno Vicente Palacios del Hoyo
Hno Faustino Zapico
Hno Francisco Pérez H
Hna Annelisse Permandinger
Hno Ramón Cobo
Hno Lorenzo García
Mons. Julio Ojeda
Hno. Pedro Barbero

P. Severino González Vila
Nació el 28 de febrero de 1906 en Rafelcofer (Valencia), hijo de Fernando y Mª Dolores, recibiendo en el bautismo el nombre de Alejandro.
Ingresó en el Colegio Seráfico de Benisa en 1920. Tomó el hábito en Santo Espíritu del Monte el día 26 de agosto de 1923, recibiendo entonces el nombre de Severino. Hizo la Profesión Simple el 27 de agosto de 1924 y la Profesión Solemne el 18 de septiembre de 1927. Habiendo manifestado su vocación misionera, fu enviado en 1928 a Roma, donde en el Colegio Internacional de San Antonio terminó los estudios de teología y se preparó especialmente para la evangelización entre infieles.
En Roma recibió la Ordenación Sacerdotal el 20 de julio de 1930, junto con otros dos grandes misioneros franciscanos: Mons. Buenaventura Akiki, Obispo de Beirut, y el P. Gabriel Allegra, fundador del Estudio Bíblico Chino y traductor de la Biblia al idioma chino.
En China con el P. Gonzalo Valls
El 3 de septiembre de 1931 fue enviado a China , incorporándose al Vicariato Apostólico de Yenanfu. Tras casi un año de aprendizaje de la lengua y costumbres chinas, fue nombrado párroco de Lichiajen. las circunstancias políticas y sociales de la región lo llevaron, cuatro años después, al Vicariato Apostólico de Taiyuanfu en la provincia de Shansi. Se le encomendó la custodia de un Santuario en la montaña, dedicado a la Virgen con el título de La Porciúncula, donde permaneció largos años, siendo el último misionero del Vicariato que permaneció en libertad después que la región pasó bajo el dominio comunista.
Desde noviembre de 1953 hasta el 19 de mayo de 1954 en que llegaba a Hong-Kong, sufrió prisión y simulacro de juicio popular. Las gestiones de su Arzobispo, Mons. Capozi, expulsado unos meses antes de China así como del Gobierno Español y de la Cruz Roja Internacional, lograron su liberación. Habían sido 23 años de entrega al Señor y a la Iglesia en tierras de China.
Vuelto a España permaneció cuatro años en la Provincia, durante los cuales fue Guardián interino de San Lorenzo de Valencia y de Santo Espíritu del Monte (1955-1958). Además del cuidado de la fraternidad de la Casa de Noviciado, se dedicó al ministerio sacerdotal y fue un testimonio vivo y alentador del espíritu misionero.
Misioneros recién llegados a Lima en 1958. PP. Jesús Carballo, Rafael Jover, Severino González y José R. Palací.
A los 52 años, con ilusión juvenil, vuelve a tierras de misión en octubre de 1958. Esta vez al Perú, a la Selva del río Ucayali, en el Vicariato Apostólico de Requena, Flor de Punga y, sobre todo, Contamana. Desempeñó cargos de responsabilidad en la misión: Vicario Delegado y Provicario del Vicariato Apostólico. Sirvió durante 29 años a aquella misión, granjeándose la estima de todos.
Aquejado por achaques y dolencias, regresó a España en los primeros días de 1988, pasando a residir en Santo Espíritu del Monte. El día 8 de septiembre de dicho año el Papa Juan Pablo II le concedió la Cruz augusta “Pro Ecclesia et Pontifice”, reconociendo y agradeciendo toda una vida dedicada al anuncio del Evangelio con el mejor talante franciscano. Dicha Cruz le fue impuesta el 14 de enero de 1989 por el entonces Vicario Apostólico de Requena, Mons. Víctor de la Peña, al término de una eucaristía concelebrada por más de cincuenta sacerdotes. A la comida fraterna, que reunió numerosos hermanos de la Provincia, familiares y amigos, se unió el Arzobispo de Valencia, Mons. Miguel Roca. Fue emocionante escuchar en la sobremesa al P. Severino, con pasmosa memoria y claridad de mente, desgranar sus recuerdos y vivencias de cincuenta años de vida misionera.
Tras unos días de internamiento en la Residencia de la Seguridad Social de Sagunto, falleció el 23 de julio de 1989, a los 83 años de edad, 64 de profesión religiosa y 59 de sacerdocio.
El P. Severino fue un franciscanos en todos los aspectos de su vida; siempre pobre y sencillo. Pero en él destacó especialmente el aspecto misionero del carisma de San Francisco de Asís, que escribía a sus hermanos: “Para esto os ha enviado Dios al mundo, para que de palabra y de obra deis testimonio de su voz”.
Fr. Vicente Herrero Pedro, O.F.M.
Misionero del Vicariato Ap. de Shensi* Sept (China). Marchó en 1931 y regresó el año 54. Marchó al Vicariato Apostólico de Requena, en Perú, el 28 oct 1958.
—