Juan

Ordenación episcopal

Ministros ordenantes

Altar con los cuatro obispos oficiantes

El 6 de junio, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Carcaixent (Valencia, España), fue ordenado obispo Monseñor Juan Oliver Climent, ofm, entonces Ministro Provincial de los Franciscanos Menores de Valencia.

Actuó como ministro ordenante el Sr. Arzobispo de Valencia, D. Agustín García Gasco. Actuaron como ministros co-ordenantes D. José Vilaplana, obispo de Santander, D. Antonio Algora, obispo de Ciudad Real, y D. Víctor de la Peña, Obispo del Vicariato Apostólico de Requena (Perú), del que se ha nombrado obispo coadjutor a D. Juan Oliver.

Postración

El Hno Juan Oliver se postra en el suelo mientras se entonan las letanías de los santos antes de la ordenación.

También concelebraron en la eucaristía uno 120 presbíteros, del clero secular y religiosos. Estaban presentes todos los Ministros de las distintas Provincias Franciscanas de España y de la Provincia Franciscana de San Francisco Solano del Perú; el Provincial de los Franciscanos Capuchinos de Valencia; el Provincial de los Terciarios Capuchinos.

Es significativa la presencia del P. Jesús Carballo, que está en la misión de Requena desde hace muchos años; los hermanos de la Salle que también están en Requena y del P. Severino Esteban, superior del convento de los Descalzos de Lima y director del Centro Misional que, desde esa capital, ayuda a los misioneros diseminador por la selva del Amazonas.

La iglesia estaba repleta de fieles, religiosos y religiosas. En lugar destacado estaba situada la familia del ordenado: sus padres, hermanos, sobrinos.

El coro del colegio San Francisco de Cocentaina acudió a cantar durante la celebración y la Coral Carcaixentina.

Se dispuso un circuito cerrado de televisión para que pudiera seguir la ceremonia desde la plaza frente a la iglesia.

bendición

Momento de la consagración episcopal

La celebración estuvo envuelta por un clima de emoción, afecto y amistad a monseñor Juan Oliver, y de acción de gracias a Dios por manifestar su misericordia y su amor trinitariamente y haber tenido a bien dar continuidad a este milagro a través de su Iglesia. Junto a esto, destacó la fluidez de la celebración, fruto de una preparación esmerada.

Tras haberse proclamado las lecturas correspondientes al domingo, solemnidad de la Santísima Trinidad, vino la invocación del Espíritu Santo por medio del canto «Veni Creator Spiritus», la presentación del elegido para el ministerio episcopal y la lectura del mandato apostólico de ordenación. Lo leyó el Hno Jesús Carballo, Vicario General del Vicariato de Requena, quien asistía al ordenando junto con el actual Ministro Provincial de los franciscanos de Valencia, Aragón y Baleares, Hno José Antonio Jordá.

homilía

Imposición de la mitra.

En su homilía, don Agustín dejó bien claro el fundamento de la Iglesia y del ministerio apostólico: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Junto a ello, también aludió a la misión que la Iglesia encomienda a su siervo Hno Juan Oliver a través del ministerio episcopal, esto es, el de santificar a través de la vida propia y de los sacramentos, el de enseñar mediante su palabra y el de regir con discernimiento. Todo ello, en comunión con el Colegio de Obispos y con el Papa.

Al término de la homilía, comenzó el núcleo de la ordenación. Ésta se desarrolló de la siguiente manera: en primer lugar hubo un interrogatorio en el que el nuevo obispo se comprometía públicamente a asumir las responsabilidades propias del ministerio. A su conclusión, la invocación de los santos por medio de las letanías de los santos, pidiendo en ellas a Dios que derramara su gracia sobre el elegido. A esta oración se siguió la imposición de manos por parte de los obispos presentes, gesto por el que se le comunicaba la fuerza del Espíritu.

La plegaria de ordenación con el evangeliario colocado sobre la cabeza del nuevo obispo, como signo de que una de sus tareas principales es el anuncio de la Palabra de Cristo, fue el siguiente paso del rito de ordenación.

Una vez acabada la plegaria, vino la unción de la cabeza con el crisma por la que recibía interiormente al Espíritu Santo; la entrega del libro de los evangelios, para que proclame la Palabra de Dios con sabiduría y paciencia; la entrega del anillo como signo de fidelidad a la Iglesia; la imposición de la mitra, signo de su condición de pastor en medio de la asamblea, y la entrega del báculo, con el que se evoca el cayado del pastor que cuida de su grey.

Una vez ordenado obispo, monseñor Juan Oliver fue invitado a ocupar el primer puesto entre los obispos concelebrantes. Acto seguido, recibió de todos los obispos el abrazo de la paz, signo de comunión y de fraternidad.

Estos momentos intensos hallaron su continuidad en el resto de la celebración, pero de manera particular en dos intervenciones: el saludo de monseñor Víctor de la Peña y la acción de gracias del mismo Juan Oliver.

Recibe la felicitación del obispo del Vicariato de Requena, Fr. Víctor de la Peña

El primero expresó de una forma sencilla y directa su gran alegría porque el Señor le hubiese concedido algo que él había pedido. Junto a esta alegría, invitó a los presentes a conocer la realidad de la selva peruana y también les exhortó a comprometerse con la causa de aquel pueblo, con la causa de los más pobres.

Por su parte, monseñor Juan Oliver, a la conclusión de la Eucaristía pronunció una acción de gracias dirigida a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y a todos los allí presentes, también a otras muchas personas que, sin estar allí, participaban de esa celebración. Fueron unas palabras surgidas de lo que él llevaba dentro, cargadas de sencillez, emoción y cercanía hacia aquellos a quienes se dirigía, especialmente a sus padres y familia. Fueron muchas las interrupciones a que se vio sometido por los numerosos aplausos que brotaban entre los presentes, mostrando de forma palpable el gran afecto de toda la asamblea hacia monseñor Juan Oliver, hacia nuestro hermano Juan.

La celebración concluyó con la bendición final del Arzobispo y el canto del himno de la Virgen de Aguas Vivas, patrona de Carcaixent. Sea ella la que te acompañe siempre como intercesora entrañable ante el Hijo, y Éste siga siendo tu fuerza y tu roca en la nueva misión que la Iglesia te encomienda.

Hno Juan Carlos Moya, ofm
De la revista Hermano Francisco, número 131 pp. 10-13

Puede verse un buen reportaje de la ordenación en esta web de Carcaixent.