Hno Florencio Pascual Alegre, ofm
1917-1980

«Una vida de fe y entrega». «El amigo de todos» «Sacerdote, misionero y educador». «Pedagogo por vocación y psicólogo por experiencia y cualificación, fue un verdadero apóstol de la educación con los jóvenes».

Nace el P. Pascual Alegre en Mazuelo de Lara, un pequeño pueblo de la provincia de Burgos –España- el 23 de Septiembre de 1917, de familia cristiana, sus padres fueron Vicente y Gregoria, quienes al día siguiente de su nacimiento le llevaron a bautizar a la iglesia parroquial. Su infancia transcurrió en el ambiente campesino y sencillo de su pueblo estudiando en la escuela del pueblo, siendo, como era habitual entonces el maestro y el párroco, los principales profesores y personas más influyentes en el pueblo.

Siendo aún adolescente ingresa en el Colegio Seráfico de Anguciana, que había sido fundado en 1920 con la finalidad de recolectar jóvenes vocaciones misioneras para Perú. Es así como a los 16 años junto con otros compañeros emprende viaje a Perú con el ánimo y la ilusión de ser misionero.

El convento de los Descalzos era por entonces el lugar de destino y en el ingresa a la vida religiosa haciendo el año de Noviciado en 1933 y profesando al año siguiente.

Completa su formación religiosa-franciscana con los estudios de filosofía y Teología en el famoso Convento de Ocopa, donde se impregnará del espíritu misionero de los buenos y santos misioneros que allí se prepararon. Terminados sus estudios el 7 de Junio de 1941 es ordenado sacerdote en Huanuco por Monseñor Francisco Rubén Berroa.

Al poco de ser ordenado de sacerdote es destinado al Convento de los Descalzos y poco después a Ayacucho, donde con el conocimiento de la lengua quechua que había aprendido despliega intensa actividad. Pero donde pasará la mayor parte de su vida religiosa y sacerdotal será en las misiones del entonces Vicariato del Ucayali y después de Requena, siendo los lugares de su acción misionera Atalaya y Requena.

En 1944 es destinado a la misión de Atalaya. Misión que ocupaba y sigue ocupando un lugar estratégico en la confluencia de los ríos Tambo y Urubamba, quienes forman el Ucayali. Dicha misión había sido fundada por el P. Leonardo García, quien con el Hermano Antonio Rojas se establecieron allí con esta finalidad y donde moraban las tribus de piros, matsiguengas y arahuacas.

El ingreso a la misión del P. Pascual Alegre supuso un gran avance sobre todo en el campo de la educación. Construyó un local en el que funcionaron los talleres de carpintería, zapatería, mecánica y encuadernación, donde quienes estudiaban en estos talleres tenían la oportunidad de desarrollar sus aptitudes. Fue una empresa difícil, pero satisfactoria ya que una comisión de Visitadores del Servicio Cooperativo Interamericano, que visitó muchas escuelas de la costa, sierra y selva, propuso como modelo a la de Atalaya. Debido a su labor docente el Ministro de Educación le condecoró con las palmas magisteriales en 1956.

Su labor en estos 13 años fue intensa, era una verdadera institución como afirma de él Ricardo Alvarez Lobo, religioso dominico y a quien ayudó y aconsejó para la fundación de la misión dominica de Sepahua. De él y de sus trabajos pastorales en la misión de Atalaya dice:

«Publicaba en Atalaya a mimeógrafo, una «Hojita misionera», todos los domingos. Además de enseñar en ella la Palabra de Dios, fustigaba sin reparos los abusos que se cometían en la región por lo que en muchas ocasiones le causaron serios disgustos. Apoyó la campaña que se hizo desde la misión de El Rosario contra el tráfico de menores y se consiguió que en menos de cinco años desapareciese ese criminal abuso contra los niños de las tribus campa, matsiguenga y arahuaca en los ríos Tambo, Urubamba y Alto Ucayali».

«Fue una verdadera institución. Las tribus campa y shipiba del Ucayali le conocían personalmente y acudían a él buscando su apoyo y amistad porque era un padre para ellos. Y cuando se fundó la misión El Rosario, los piros, amahuacas y matsiguengas, llegaban a Atalaya a la misión franciscana con toda confianza y en el P. Alegre encontraban su protector y en su casa seguro alojamiento y hasta la comida la tenían siempre asegurada en el Colegio de las madres Franciscanas y en el tenían un verdadero padre y nadie se marchaba sin recibir alguna ayuda o consuelo. Fue un misionero franciscano en cuerpo y alma y un fiel reflejo de lo que sería San Francisco de Asís en el siglo XX. Al P. Alegre se le debe la letra y música del himno de El Rosario, que ha sido consagrado como el himno de Sepahua».

Era el mes de mayo de1957 cuando llegó a la ciudad de Requena, entre otras cosas, para hacerse cargo del internado y trabajar como director del Colegio nacional «Padre Agustín López Pardo», cuya dirección ejercerá hasta el día de su muerte. A llegar a Requena decía: «He dejado con mucha pena Atalaya, donde el pueblo me quería y estimaba y a quienes yo también amaba como a mis hermanos. Pero vine para conducir a muchos jóvenes y misionar desde ese momento en jóvenes adolescentes que también necesitan en este paso de su tierna existencia». Y fue en este campo de la educación donde el P. Alegre dio lo mejor de sí. Como director asistió y participó en numerosas reuniones, alcanzando el colegio un prestigio no sólo a nivel regional de la selva del Perú, sino de toda la nación.

Su labor educativa durante casi 23 fue reconocida y prueba de ello es el nombre del «Instituto Pedagógico», que creado en 1981 lleva su nombre: «P. Pascual Alegre». En 1985 la promoción del colegio que llevaba su nombre erigió un pequeño monumento en la plazuela a la entrada del colegio. Preocupado de la educación de la juventud, era también consciente del valor de la prensa.

Colegio

Colegio Pascual Alegre

Fundador y director de la «Voz de Requena«, primer periódico de la Amazonía peruana y que dirigiría hasta su muerte. Como escritor además nos ha dejado dos obras importantes: «Por tierras amazónicas» que como el mismo manifestaba lo había escrito con la única finalidad de dar a conocer amenamente el ambiente popular de la región amazónica y «Tashorinchi«, creencias de la tribu machiguenga.

Autor de la letra y música del himno del colegio.

El P. Alegre fue un hombre de fe en Dios y en el hombre. Porque creyó profundamente en Dios, compartió su vida con todo aquel que se le acercaba y compartió con Cristo su misión en el mundo como Sacerdote y como maestro. Y porque creyó profundamente en el hombre, luchó por una juventud sana y educada.
Murió en Lima el 19 de Julio de 1980 a los 63 años de edad, 47 de religión y 39 de sacerdocio que vivió y ejerció sobre todo en las misiones de Atalaya y Requena.