
Misioneros actuales
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Hno Joaquín Ferrer
Hno Francisco Fernández
Hno Vicente Palacios del Hoyo
Hno Faustino Zapico
Hno Francisco Pérez H
Hna Annelisse Permandinger
Hno Ramón Cobo
Hno Lorenzo García
Mons. Julio Ojeda
Hno. Pedro Barbero

Annelise Permandinger
Vida
Nació en Viena (Austria) el 30 de julio del 1946. Su madre dejó de ocuparse de ella muy pronto, no conoció a su padre que murió por las consecuencias de la guerra. Fue cuidadada y educada muy religiosamente por una tía suya. Recibe su Primera Comunión el 13 de Junio de 1954.
Permaneció 14 años en el Vicariato Peruano de Yurimaguas en compañia de las tribus de esta región
Permaneció en el vicariado durante 9 años
Casi 30 años en la Selva Peruana.
Retazos de la vida de una misionera
(Notas aportadas por el Padre Pío, Pasionista, del Vicariato de Yurimaguas)
Nació en Linz – Austria, el 30 de julio de 1946 y le tocó sufrir los avatares de la postguerra europea. Para los Achuar era Nunkui. Aquí se le conocía como Anita.
Een su juventud, por algún tiempo, fue novicia de una congregación Misionera, pero su vocación misionera era seglar.
El año 1970 llega al Ecuador y trabaja algún tiempo con las hermanas Salesiana en Sevilla-Don Bosco, frente a Macas. Em 1972 la encontramos en Punpuís. Allí fue donde Anita y el P. Luis Bolla hablaron e intercambiaron sus proyectos misioneros a favor de los Achuar.
Pasa también algún tiempo en Taísh, pero se establece entre los Achuar de Pumpuinsi.
Enfermera abnegada y sacrificada salvó muchas vidas. Enterada de que el P. Bolla estaba con fuertes fiebres palúdicas, Anita recorrió varios días y atendió al padre con medicinas oportunas. Suele decir el P. Bolla que si no llega a tiempo Anita, hubiese terminado su ruta misionera el año 1972. Gracias, Anita, por tus servicios y entrega misionera.
El año 1972 se estable con los ylpiáku, el grupo más guerrero entre los Achuar. Allí abrió la primera escuela de la comunidad e hizo de maestra.
En 1975 abre también la escuela de Wámpuik. Unas fiebres palúdicas malignas la obligaron a salir de la zona. Viaja a Austria para reponerse y conectarse también con algunas instituciones que la ayudarían más tarde.
En 1978, la encontramos en Lima, trabajando en las cárceles, viviendo en un barrio muy pobre. Al principio su casita no tenía ni puerta.
Anita deseaba a la Selva y continuar su trabajo con los Achuar. En este tiempo se conecta con Monseñor Miguel Irízar Campos, Obispo Vicario Apostólico de Yurimaguas y le expone su deseo de trabajar en el alto Pastaza.
En el viaje que el P. Bolla hace al Perú para ver la situación de los Achuar (llamados aquí achuales), Mons. Irízar pregunta al P. Bolla: ¿Aceptamos a Anita en nuestro Vicariato de Yurimaguas para trabajar con el pueblo Achuar? La respuesta del P. Bolla fue sincera: «Acéptela, ya que es una buena misionera». Esto era a principios del año 1979.
En Mayo de 1979 Anita viene a Yurimaguas como misionera seglar y se sitúa en la zona Achuar en el alto Pastaza.
En Wisum, en 1982, inicia la formación de los primeros animadores cristianos (etserin) Achuar. Invita a este curso al P. Bolla, que trabaja en la otra parte de la frontera.
En el año 1984 el Padre Luis Bolla (Yánkuam) pasa al Vicariato Apostólico de Yurimaguas para establecerse en las comunidades Achuar. Anita le esperaba en Lorenzo y lleva al P. Bolla hasta Huituyacu, afluente del Pastaza. Anita era una experta motorista, ella manejaba su chalupa con el motor fuera borda.
El P. Bolla se establece en las comunidades de Pankintsa y Kuyunta, zona conocida por Anita.
En 1984 encontramos a Anita en Katira y Yankuntic, lugar donde más tarde se establece. En 1985 toma vacaciones y pasa un tiempo en Lima haciendo una pastoral muy efectiva en barrios pobres.
El año 1988, con la ayuda de Cáritas de Viena, se establece en la comunidad Achuar de Chuwintar, un centro de atención médica. Anita puso muchas ilusiones en ese Centro, pero fue ella origen de grandes dolores de cabeza y preocupaciones.
El año 1989 Anita sale de la zona Achuar y se establece en Lagunas, río Huallaga, desde donde atiende a las comunidades del río Nucuray, principalmente a los Candoshi.
Sabemos por algunos amigos de Anita que el año 1990 tuvo planes de trasladarse a Mongolia, país de minoría cristiana, pero desistió de sus planes por la dificultad del aprendizaje del idioma.
En febrero de 1991 asiste a Lima al COMLA 4 (Congreso Misionero Latinoamericano) donde se encuentra con muchos misioneros conocidos, tanto del Perú como del Ecuador.
El año 1993, después de 14 años en el Vicariato de Yurimaguas y de acuerdo con Monseñor Víctor de la Peña, Vicario Apostólico de Requena y con Monseñor José Luis Astigarraga, Obispo de Yurimaguas, pasa al Ucayali en el Vicariato de Requena y se ubica en los ríos Tapiche y Blanco, residiendo en la comunidad de Santa Elena.
La Hna Annelisse Permadinger en el aeropuerto de Requena en julio de 1999 esperando un helicóptero que la llevará a Santa Elena después de curarse en Iquitos de la fractura de una clavícula producida en una caída en Santa Elena. Bajo la lona, víveres para los primeros días. Viajó con ella el Hno Miguel Sempere que marchaba a aquella misión para una experiencia misional de un mes de duración.
Hacia mediados de 2002 manifiesta deseos de retornar al Vicariato de Yurimaguas. Pocas semanas antes de morir, llamó al Vicario Apostólico de Yurimaguas, a las Carmelitas y a los Misioneros de Jesús.
Gravemente enferma, la atienden con mucho amor y cariño en Iquitos, personalmente el personal de Cáritas Iquitos.
Viendo que su mal se agravaba, la trasladaron a Lima, al Hospital Cayetano Heredia. Allí fallece la noche del 16 de agosto del 2002, a los 56 años de edad.
Sus restos fueron velados en el Convento de los Descalzos del Rímac, por residir ahí el Procurador de las misiones de Requena.
Por manos de Anita han pasado cantidades ingentes de medicinas y ayuda para la gente enferma y necesitada, pero su última enfermedad y fallecimiento la encontramos en una pobreza evangélica y extrema.
Una misionera inteligente
Mons. Víctor de la Peña Pérez, Obispo de Requena
Desde la realidad del Viernes Santo, leída a la luz de la FE y vistas desde, la misma, toda nuestra vida tiene un sentido salvador y redentor que se plenifica en la Resurrección a la que estamos, felizmente destinados. Hemos nacido para la Vida y tenemos que pasar por el dolor y la muerte para conseguirla en plenitud.
Desde esta maravillosa realidad, oculta a los sabios y poderosos de este mundo y revelada a los sencillos, es que, nuestra hermana Anneliese Permadinger -Anita, como inculturadamente se llamó- vivió su entrega al servicio de los más necesitados, en el lugar más apartado del Vicariato Apostólico de Requena – Amazonía Peruana. Así lo reconocía ella en la primera carta que me escribió el 16 de Noviembre de 1993. «Monseñor, aunque recién estoy una semana aquí, me doy cuenta personalmente de la magnitud de la dificultad de esta misión».
La mejor predicación, lo captó pronto, pues lo había vivido en otras misiones, era el testimonio sencillo y humilde de su propia vida, y así lo intentó durante los nueve años que ha permanecido en nuestro Vicariato. Comprendió desde el principio que, a pesar de todas las dificultades, el Señor la quería ahí. «Hay un grupo, dice en su carta, no muy numeroso que demuestran una gran fidelidad, a pesar de su abandono por tanto tiempo, son ellos los que no me permitieron volverme enseguida por no defraudarles.»
Cuatro meses más tarde ya el atractivo de la gente la había ganado.»Santa Elena me acogió muy bien. Hay más gente en la Iglesia que antes, aunque siempre llegan tarde. Lo que me da esperanza en la futura comunidad cristiana es que se trata de un grupo compuesto de hombres, mujeres, jóvenes y niños. No se trata de sólo mujeres y niños».
Pronto se lanzó a visitar su inmensa parroquia: «Después de Pascua sigo con con mis temores, pero también con esperanza hacia Fátima, Pacasmayo, San Antonio, etc. Ojalá encuentre un grupo de hombres y mujeres en cada pueblo y se pueda trabajar».
Realizó una visita durante los meses de Abril -río Tapiche- y Mayo parte del río Blanco, el año 1994. Al terminar la visita me envió el estado de cada uno de los caseríos. Anotaba el número de habitantes, el nombre de las autoridades políticas y educativas, el de los promotores de salud si los había, las familias católicas y no católicas. Estas visitas las fue repitiendo durante los años de permanencia en el Vicariato.
Consciente que el Vicariato no tiene fuentes de financiación para hacer frente a esos viajes, a los cursillos de animadores y a otros proyectos pastorales y de desarrollo para mejorar la calidad de vida de sus feligreses, presentó a CARITAS AUSTRIA en noviembre del 1994, sus proyectos a través del Señor Manfred Aichinger, responsable de Cáritas Austria para América Latina. Cáritas Austria, con la generosidad que la caracteriza y la sensibilidad religiosa y social que siempre ha tenido para los más necesitados toma la decisión de financiar el trabajo que viene desarrollando la Hna. A. Permadinger.
En una carta fechada el 14 de febrero de 1995 me pedían el mi juicio personal sobre lo que estaba realizando la Hermana Anneliese y les respondí:
«Esta misionera seglar es, inteligente, trabajadora como no se puede uno imaginar, a pesar de las dificultades que tiene que superar»‘… «Su trabajo es fundamentalmente pastoral y promocional. Son varias las visitas que ha hecho a cada uno de los caseríos. Normalmente va sola en su canoa deslizadora…, la labor que, está haciendo es extraordinaria. Personalmente me alegro mucho que Cáritas Austria haya considerado en su ayuda».
El avance de las sectas le traía dificultades en cada caserío de la parroquia. Muchas veces quiso tirar la toalla y otras tantas me tocó animarle y hacerle ver el bien, el muchísimo bien que estaba haciendo. Me acusaba de optimista y yo le tachaba a ella de pesimista. Presencié bastantes veces las introducciones que hacía a las celebraciones y a las lecturas y pude apreciar su profunda espiritualidad y la facilidad con que llegaba a la gente, cosa que ella no admitía. La Eucaristía y la Virgen, con el rezo del Rosario, eran sus grandes amores.
Últimamente estaba sufriendo psicológicamente mucho porque algunos ganaderos se oponían a la escrituración de los caseríos, pues habían invadido terrenos que no les correspondían quitándoselos a los verdaderos dueños. Este último proyecto fue muy bien visto por los caseríos beneficiados.
No me fue posible acompañarla en los momentos de dolor, de su total purificación, y me hubiera gustado pedirle perdón porque muchas veces no le preste toda la atención que sus inquietudes merecían. Lo hago ahora porque ella me escucha. Yo también así quedo más tranquilo. Supo que moría y confortada con la presencia de su Amor de amores -Jesús Eucaristía- se unía definitivamente a Dios, Padre Bueno que siempre nos ama porque Él es amor y nosotros somos sus hijos.
Quiero terminar estas palabras de cariño y de estima a Anneliese transcribiendo una carta que me envió en septiembre del 98 agradeciendo algo que a ella le encantaba:
«Hace unos 10 días quise agradecerle de nuevo la imagen de un caballo blanco que me trajo de España. Tiene un sitio privilegiado en mi habitación. Iluminado lateralmente por el farol, parece despegarse de su fondo oscuro y acercarse a todo galope. Me llena cada día de alegría y admiración. También tengo la impresión que «Aquel», que un día vendrá sobre el lomo blanco de un caballo ha quedado en mi casa.
No suficiente con eso me llegó la grata sorpresa del impresionante libro. Aún tengo que volverlo a mirar fijándome en cada detalle de las de las magníficas fotos. Por todo muchas gracias. Que el Señor Jesús le bendiga.
Anneliese P.»
Gracias Anita, por tu testimonio de entrega, de sencillez y de laboriosidad. Tu sacrificio unido al de Jesús no ha sido inútil.
Recopilaciones y comentarios sobre una misionera. Transcripción del folleto con la entrevista hecha a Annaliese por Andrea Faullant)
BOGANDO POR EL SERVICIO Y EL EVANGELIO
Oficina de Imagen Institucional de Caritas Iquitos – Octubre del 2002
Iglesia de la misión de Santa Elena
Anita, gigante de la caridad y olvidada de sí misma
Martha Betty Herrera Altamirano
¡Cómo te preocupaban los ancianos, el abandono en el que viven, por eso tenías una meta, la construcción del asilo en Requena!
Viviste entre los nuestros, casi 30 años, viniste de un país sumamente desarrollado y de alta cultura; esto no fue obstáculo para que te encarnaras como lo hiciste con los seres humanos más pobres, más abandonados, con aquellos de los que ni se ocupan o se ocupa nadie, viviste con ellos y como ellos para elevarlos hasta la dignidad de seres humanos, de hijos de Dios. Te hiciste de su comunidad, de su familia.
No había nada que te detuviera, cuando de ayudarlos se trataba, estaban tu chalupa y tu motor para trasladar a quienes sufrían, no importaba la hora, ni la distancia, ni te condicionaban las dificultades y peligros que tu vida podía correr, ni las largas horas que sola tendrías que surcar o bajar, ni las distancias. Te importaba la vida del otro.
Te preocupaban los ancianos, el abandono en el que viven, por eso tenías una meta, la construcción del asilo en Requena. Anita, si así Dios lo quiere se hará y llevará tu nombre, será un lugar donde serán tratados con mucho amor, vivirán con dignidad y entregarán su vida en mucha paz.
Llevaste salud y vida a las comunidades dotándolas de agua y luz. Ayudaste a los campesinos a ser más, ellos mismos capacitándolos, buscando la colaboración de quienes podían hacerlo.
¿De dónde sacabas tanta fuerza, para trabajar sin descanso, sin tregua?. De donde, sino de la Eucaristía, que surcaba o bajaba contigo, podías olvidar lo esencial paro tu vida pero el llevar la Eucaristía, contigo jamás. Él era tu alimento, tu fuerza, tu compañero, tu vida misma. Jamás tuviste un horario de atención, tu horario fueron las 24 horas.
Anita, gracias por haber entregado tu vida por los nuestros, gracias por habernos dado, tu amistad, tu confianza y habernos considerado de los tuyos. Allá junto a Jesús sabemos que serás nuestro ángel.
Niños delante de la iglesia de Santa Elena
«… Desde Austria a la Amazonía Peruana»
Anneliese Permadinger, una misionera atrapada por Jesús y el encanto de la selva…. Lo amó tanto que se quedó para siempre.
Nació en Viena (Austria) el 30 de julio del 1946, Anneliese Permadinger desde muy pequeña tenía el don de servicio a los demás, en su casa siempre ayudaba en los quehaceres y se preocupaba mucho por la familia en especial, la tía mamá, quien la crió. Su niñez fue difícil su madre dejó de ocuparse de ella muy pronto, no conoció a su padre que murió por las consecuencias de la guerra, supo muy poco de él.
Asistía al colegio donde era una niña muy responsable y además una gran estudiante, deslumbraba por su habilidad e inteligencia, pero no soportaba las matemáticas. Era muy popular y buscaba tiempos largos para gozar y pasar con sus amigos y compañeros,
Anita y la Eucaristía
Anita es preparada prolijamente, para su Primer Encuentro con la Eucaristía, con su tía madre de quien recibe una educación profundamente cristiana, en el colegio donde se la prepara con el grupo de niños de 7 años que harían su Primera Comunión el 13 de Junio de 1954. Ella, comentaba que fue un momento decisivo en su vida, desde entonces, Jesús toma definitivamente su vida, el inmenso amor y respeto a la Eucaristía caracterizará su vida entera, Jesús Eucarístico jamás se separó de ella, en forma especial cuando empezó su caminar misionero.
«En Dios sólo descansa el alma mía, de él viene mi esperanza; mi salvación, mi roca sólo es él, mi fortaleza, no he de vacilar. En Dios está mi gloria y salvación. La roca de mi fuerza» (Sal 62, 6 – 8).
Anita en su época de estudiante
«Ama el campo, el aire libre, ama la naturaleza, desea volar ama la LIBERTAD…»
Sus años de estudiante, destacan por su inteligencia y capacidad de captar los, conocimientos que se le imparten, se revela cuando siente una disciplina frustrante y coactiva, ella desde muy niña es respetuosa de la forma de ser del otro, no transige con lo que cree que puede significar un atropello de los derechos de los demás.
Ama el campo, el aire libre, ama la naturaleza, desea volar ama la libertad, continuamente abre los brazos en gesto de querer elevarse, de querer volar, se siente dueña del universo, porque su absoluta pobreza material, al estilo de Jesús y de Francisco, la hace libre, no le gustaba quedarse encerrada por mucho tiempo en ningún lugar.
Tenía y usaba de las cosas sólo en función de que le servían para llegar a los demás, para cumplir su obra de evangelización. Su riqueza fue Jesús Eucaristía. Amaba los animales y en especial a los caballos, sentía un gran cariño y una gran afición por ellos, hasta el punto de querer ser domadora.
Su libertad y su espontaneidad la llevaron a buscar la forma de entregarse siendo útil a la evangelización.
La enfermera como misionera. Annelisse Permadinge
[Transcipción de una entrevista]
Nació en Austria pero ella ha encontrado un nuevo hogar en la Selva Peruana. Anneliese Permadihger, enfermera ejemplar de Linz. A los diez años de terminar sus estudios Anneliese decidió transmitir la Buena Nueva y ayudar a las personas teniendo su propia vida en sus manos.
Ahora, con más de 50 años de edad, Anneliese puede mirar atrás en alguna de las etapas de su vida. Después de la primera etapa como ayudante para el desarrollo junto con los indígenas-Achuar en el Amazonas; permaneció 14 años en el Vicariato Peruano de Yurimaguas en compañia de las tribus de esta región; fuera del contacto del mundo exterior donde no existe cerca un doctor o un Sacerdote.
Desde 1993, Anneliese se ocupa de la Misión de Santa Elena (Alto Tapiche), perteneciente al Vicariato de Requena, con cerca de 16.000 km2, casi la quinta parte de la superficie de Austria, en la frontera con Brasil entre el río Tapiche y Placa. Desde hace más de 30 años la Misión franciscana estaba en un completo estado de abandono por no disponer de misionero. Cada cada dos o tres años un sacerdote iba a Santa Elena. La consecuencia de la falta de sacerdotes genera un aumento inmenso de Sectas.
En estos lugares para curar al enfermo se utiliza métodos tradicionales de curación los cuales no son muy costosos; lo primero que se tiene que hacer es encontrar 2 botes que estén activos y de esa manera poder ir a buscar un doctor. Tampoco hay posibilidad de recibir ayuda ginecológica y oftálmica.
La necesidad económica de los pobladores de esta zona es grande así como de los otros veinte pueblos del entorno: los habitantes viven de la venta de madera y de pescado. Los compradores son tres comerciantes intermedios, ellos ejercen el Monopolio de compra y venta en Santa Elena. Los indígenas Capanahua (indios y mestizos) no sólo venden madera y pescado sino que al mismo tiempo son forzados a comprar todo a los Patrones. Pero en realidad, ¿qué es lo que necesitan estas personas para poder vivir?: mercados y tiendas.
En Santa Elena apenas hay bosques, por lo que los habitantes al lado de los «facilitadores» de madera y pescado dan trabajo a todas estas personas,
Los tres comerciantes intermedios saben que la situación es buena y que deben aprovecharla, mientras que los pobladores se endeudan y dependen cada día más de ellos.
Al igual que otros misionero, Anneliese comprendió que su trabajo le acarrearía grandes sacrificios: visitar a más de los veinte pueblos y regiones existentes; ella algunas veces pasaba días solitarios en los caminos del río sola de su bote.
Lo que Anneliese quiso lograr fue preparar la iglesia de cada uno de estos pueblos para vivir, ayudada sólo por un catequista. Su principal trabajo era formar esos catequistas.
En cada pueblo, Anneliese tuvo la doble tarea: animar a los poblares para que lleven una vida activa en la Iglesia. De acuerdo con San Pablo educaba a esas las iglesias nuevas para que puedieran llevar una vida autónoma.
La Misión, tal como la hermana de Linz la entendió, sin velo ni voto formal, fue ayudar a las personas, fueran de la creencia que fuera, a conducir sus vida independiente.
Durante su trabajo como enfermera, trabajadora social y misionera, Anneliese Permadinger tenía sólo un pequeño centro de Santa Elena pero a pesar de todo, su trabajo continuaba: Caritas de Austria le ayudó en esta tarea y en llevar a cabo su idea de construir un Asilo para ancianos. Consigue fondos y coordina la ejecución de ese asilo con Cáritas Iquitos y el equipo de construcción civil que tienen. Con estas entidades va también gestionando el problema de la adquisición de la titularidad sobre las tierras para poner fin a la explotación de los madereros.
Navegando por el río
Las distancias son inmensas. Desplazarse para visitar unos 20 pueblos de alrededor significaba un gran consumo de gasolina. El obispo de Requena dispone de un barco mediano que le permite estos desplazamientos.
Tengo que admitir que el viaje por río es difícil pero otro de mis grandes problemas fue nadar. Yo no sabía nadar y me daba vergüenza que alguien me enseñara. Cuantas veces me quedé a merced de la corriente, pensando que era mi fin. El río es la vena de la vida. Todo sucede en él, Los pueblos están sólo al alcance de los caminos a él. Los cargueros (botes con carga) llevan también consigo personas. No hay paraderos, el bote se detiene donde sea necesario.
De domadora a misionera
Mis sueños de niña eran los animales y el circo. Ser domadora era mi sueño; mi gran amor eran los caballos. ¿Pero qué quería llegar a ser algún día?, Oh Dios, mi deseo aumentó de domadora a misionera.
Yo quise ayudar siempre a las personas. Mi ejemplo a seguir fue Jesús; todo lo que él había hecho yo también lo quería hacer.
A través de su ayuda llegué a conocer muchas personas: Dios es mi Padre, Dios me ama-mucho como a todos los demás.
Intento fracasado
Yo tenía decidido lo que debería hacer, pero como debería realizarlo? A los 17 años yo fui a la escuela preparatoria de enfermeras en Innsbruck. Después intente con la Misión en Wernberg.
Durante ese tiempo, la Señora. Josefi era la maestra de las novicias; ella era nuestra acompañante; las jóvenes que vivían en la comunidad tenían que estar en un convento para llegar a ser novicias. Yo quería volar con la libertad de los pájaros
En Viena
Hasta ese entonces yo había aprendido mucho, pero no había hecho la profesión religiosa, era postulante. Así que decidí visitar la Escuela de Enfermeras en Viena. Allí estudié y me convertí en una enfermera y sentí que mi meta estaba muy cerca, yo sabía que era algo bueno.
Entre caballos y loros
Anita la apasionada por los caballos, galopando entre comunidad y comunidad en sus corceles, con, firmeza y tenacidad se encaminaba para ejercer su obra. Pero en sus viajes nunca estaba sola, su principal compañero Jesús Eucaristía, «Kuki y la Preciosa» que con ella cantaban a Jesús; dos loritas siempre fieles ya sea en el surcar de los grandes ríos o en el bullicio de la ciudad.
«Kuki» y «Preciosa» regresarán a la localidad de Lagunas a casa de la familia que las regaló a la misionera; siendo compañeras de Anita en sus viajes durante 18 años.
En Suramérica
Ecuador
Fui enviada por el Estado austriaco hacia el Ecuador como Ayudante para el Desarrollo. Se convertio en una enfermera indígena. Los indígenas para quienes trabajaba eran nativos de la tribu de los Achuar.
El idioma de los nativos
Preparada como ayudante, yo trabajé al lado de los misioneros, aprendí el idioma de los nativos, aprendí y transmití la Buena Nueva de mi idioma al idioma de los indígenas y además, yo averiguaba historias nativas parecidas al Antiguo y Nuevo Testamento.
Fuga hacia Lima
La vida está llena de cambios fortuitos y, gracias a esos cambios inesperados, es que Anita.., Visita Lima, ella nos cuenta sus limitaciones con los cuales se enfrenta.
«Yo no tenía soltura de palabra, siempre tuve problemas de aprender el idioma. Eso me ponía muy nerviosa, y me vi obligada a huir de la selva a Lima, la capital del vecino estado peruano».
Tuve que regresar a Viena, pero mi corazón se quedó en la selva. Durante un año trabajé en el hospital de Viena y en la estación del hospital de la cárcel. «Mi voluntad como cristiana modesta está ahí junto o los hombres trabajadores de la selva; lugar en donde nunca un sacerdote o una religiosa estuvo».
Una carta que cambió mi vida
La tribu de los indígenas Achuar llegó a dividirse entre las fronteras de Perú y Ecuador. Pero yo ya había dejado mi puesto en Ecuador, de modo que la tribu de nativos del otro lado de la frontera estaban en total estado de abandono. De tal manera que decidí escribir al obispo de Yurimaguas; lugar por donde corre el majestuoso Río Huallaga.
Asilo en la selva
Me dirigí a la selva. El obispo estaba contento debido a que al fin había encontrado a alguien que fuera a esos lugares. Esta región se encontraba entre los ríos Morona y Pastaza cerca de la frontera con el Ecuador. Viven allí alrededor de 3000 Indios Achuar dispersos en amplios territorios. Ahí, donde los ríos no colocaron ningún sacerdote o doctor. Perú y Ecuador se disputan esas tierras. Por eso es llamado la Zona de Guerra.
Un bote en vez de un caballo
Desde 1979 para mí la selva del Amazonas ha sido mi casa. Hace mucho que rezo por mi amiga en Viena y hace mucho que he vendido mi pantalón y mis botas de montar ya que no iba a utilizarlas otra vez. Aquí en Perú no necesito un caballo sino un bote, trabajé con los nativos, viví como ellos en mi tambito, bajaba a San Lorenzo, Yurimaguas a coordinar la acción pastoral Mons. Irízar y luego Mons. Astigarraga, después de varios años de no tener Obispo. El Padre Pío, el Padre Iñaqui, las hermanas, con ellos trataba con tanta frecuencia, los problemas sobre la pastoral, sobre cómo mejorar la vida de los nativos, de ellos a quienes no llega nadie, ni nada.
Cuánto amor y cuánto dolor al tener que dejar el lugar a quienes acaso podían hacer mejor que yo. Empecé a buscar otra mies donde Jesús me llamara: ¿Iquitos?… ¿San José?. Requena me abre las puertas es allí donde empezaré otro camino en pos de Jesús.
Los indígenas-narradores
Cuando yo hablaba con los indios acerca de Dios buscaba en ellos las historias de las creencias (costumbres) más preciadas.
Un indio me contó la siguiente historia: Una mujer que vivía en el agua tenía como silla a una boa. Los pescados y los cocodrilos la escuchaban.
Un día, un hombre se enamoró de ella. Ellos vivían juntos y llegaron a tener un hijo. En aquel tiempo el hombre tenía que regresar a la tierra en compañía de su esposa. La diosa del agua se convirtió en una serpiente y en la casa de ellos permaneció; el hombre llevó a la serpiente en una canasta. Su mujer todo el tiempo le preguntaba si podía abrir la canasta pero él nunca le contestaba hasta que un bello y caluroso día él salió de cacería.
Su mujer quería saber que había en la canasta y aprovechando la oportunidad de que su marido salió; abrió la canasta. Descubrió a la serpiente y la mató.
En venganza la diosa del agua le envió un diluvio, Todas las personas del pueblo se ahogaron. Solamente se salvaron su marido y su hijo sobre una palmera.
Datos de la Selva
En cada uno de los lugares hay un televisor del pueblo el cual pertenece al alcalde.
La corriente es producida por un Generador.
En la selva no hay tiendas. Uno sólo puede ir de compras a la tierra de los «Patronos». Aquí los precios son tres veces más altos que en Iquitos. Solución: «Creación de tiendas para el pueblo».
Los indígenas también quieren modernizarse. Las zapatillas son muy solicitadas en estos lugares; se es alguien cuando se lleva unas puestas. Ellas cuestan entre 100 y 200 dólares. Debido a esto, los indígenas se endeudan con Patrón. Un simple tocadiscos cuesta maderas preciosas y robustas.
Desde 1973 no se puede llevar ni vender animales oriundos de la selva. Está prohibido: el tráfico y la venta de animales, así como de carne del monte y huevos de tortuga. De esta manera se pueden conservar las especies.
La gente de la selva no cumple estas leyes: Los cocodrilos son alimento de los pobladores de la selva.
Los indígenas deben solicitar al Estado que su pueblo sea reconocido,para que ellos también están dentro de las leyes de protección de especies, porque, además, son personas
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